La auto-edición de fanzines viaja del País Vasco a Polonia, gracias al programa AIR Wro
23/08/2019
Euskara. Kultura. Mundura.
La investigadora de arte Eneka Fernández y la artista Raisa Álava han realizado una residencia artística en Wroclaw entre junio y julio, gracias al programa AIR Wro (Artists In Residence Wroclaw). Este programa permite a artistas e investigadores/as europeos/as realizar una residencia en la ciudad polaca, basándose cada año en una temática diferente; la cual, esta vez, ha sido la auto-edición. Hemos hablado con las dos seleccionadas sobre la experiencia vivida.
La investigadora de arte Eneka Fernández y la artista Raisa Álava han realizado una residencia artística en Wroclaw entre junio y julio, gracias al programa AIR Wro (Artists In Residence Wroclaw). Este programa permite a artistas e investigadores/as europeos/as realizar una residencia en la ciudad polaca, basándose cada año en una temática diferente; la cual, esta vez, ha sido la auto-edición. Hemos hablado con las dos seleccionadas sobre la experiencia vivida.
Fernández y Álava han llevado a Wroclaw sendos proyectos relacionados con la auto-edición. La primera, cuya estancia ha durado seis semanas, ha basado su proyecto en la investigación: “He realizado un mapeo de la escena de auto-edición de la ciudad: identificar los distintos agentes implicados, enumerarlos y realizar una publicación”, nos cuenta. Ha tenido también la oportunidad de presentar dicha publicación: “la presentamos en un encuentro relacionado con la auto-edición, donde también enseñé alguna otra publicación de mi colección”. Por su parte, Álava ha impartido un taller de dos días en la ciudad polaca, en una estancia de tres semanas. “El objetivo del taller era que cada participante elaborase un fanzine, y otro en conjunto entre todos/as”, nos explica.
La duración y el modo de preparación han sido diferentes en los dos casos. En palabras de Fernández, “tuvimos diversas reuniones desde el primer día. Siguiendo una lista que elaboramos de antemano, día a día fuimos conociendo diferentes autores/as, proyectos y espacios de la ciudad”. Tras esa fase de investigación, llegó el momento de crear la publicación: “Teníamos claro que íbamos a publicar el resultado de esa investigación, pero, sobre todo, que íbamos a trabajar con una imprenta local. Pasamos la mitad de la residencia identificando esos contactos, y la otra mitad creando la publicación que recogiese dicha investigación”. Álava, por otro lado, ya traía gran parte de su proyecto preparado de casa: “Para preparar las actividades del taller me basé en actividades de elaboración de cómic. Los cómics trabajan tanto guion como dibujo y diversas formas de narrativa; de esta manera, los/las participantes podían elegir qué trabajar: el/la que se desenvuelve mejor dibujando podía dibujar, y el/la que prefería solamente escribir, también podía hacerlo. El objetivo era básicamente quitar el miedo y demostrar que cualquiera puede crear una auto-publicación”.
Fernández y Álava coinciden al afirmar que la acogida de sus proyectos fue “muy positiva”. Tal y como afirma Fernández, “surgieron ideas muy interesantes en todas las reuniones”, y “la investigación sirvió además para que algunos agentes se conocieran entre sí. El encuentro que organizamos, por otro lado, nos facilitó el descubrimiento de otras publicaciones desconocidas”. Álava añade a esto que “la gente tenía muchas ganas de participar, y las propuestas surgidas en el taller fueron muy interesantes. Trabajamos mano a mano entre todos/as”.
También coinciden las dos al decir que la organización del programa AIR Wro ha sido excelente. A eso añade Fernández que “toda gente que hemos conocido en la ciudad nos ha tratado estupendamente”. Álava, por su parte, traslada su opinión al ámbito cultural de la ciudad: “Hemos visto que hay mucho movimiento en diferentes zonas autogestionadas (en el ámbito musical, en el artístico…). Tienen mucha conciencia, sobre todo, en lo que se refiere a hacer la cultura accesible para la sociedad”.
Al comparar las escenas de auto-edición del País Vasco y de Polonia, en opinión de Fernández, “Creo que estamos en diferentes fases (me parece que la escena de Wroclaw es más joven, por lo menos en lo que se refiere a la fotografía), y quizá encontremos más diseñadores en el País Vasco, pero también menos letterpress o imprentas tipográficas, desgraciadamente. De todos modos, la motivación es la misma: nos encanta el papel, y vemos infinidad de posibilidades a ese soporte tanto en el País Vasco como en Polonia”. Álava coincide en que el panorama vasco de la auto-edición es más diverso. “No hemos encontrado tantos casos en Wroclaw como aquí, pero he de decir que los que hemos encontrado eran de una calidad óptima, tanto de contenido como de forma”, nos comenta.
Sin embargo, los dos territorios comparten, por desgracia, otra realidad: la dificultad de convertir la práctica de la auto-edición en un trabajo a tiempo completo. “Las tareas del día a día queman la energía y la pasión por la creación. Es complicado dar a conocer tu trabajo, realizar envíos y difusión, entender las facturas, ir a librerías y ferias… No es posible que un creador pase más tiempo en estas tareas que en el propio proceso de creación, ¿verdad?”, se queja Fernández.
De todos modos, el antídoto contra esta difícil situación no es otro que la constancia y el trabajo colectivo: “Debemos inventar nuevos marcos entre todos/as para mantener todo el tiempo posible la energía de la auto-edición”.