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Danza Danza

La danza vasca baila alrededor del mundo. Gracias a la riqueza de la cultura coreográfica local, tanto en el ámbito de la danza tradicional como en el de la danza clásica y contemporánea, contamos con bailarinas y bailarines que hacen gala de su talento en escenarios vascos e internacionales. Biarritz es sin duda la capital vasca de la danza. Allí tienen su sede el Centro Nacional de Coreografía y la compañía Malandain Ballet Biarritz; allí se celebra también el Festival de Danza Maitaldia. La compañía Dantzaz, respaldada por las instituciones vascas, es hoy forja de jóvenes talentos, además llevan la danza contemporánea a todos los rincones de la geografía vasca. Si Biarritz es la capital vasca de la danza, cada plaza de cada pueblo es un espacio de danza con la llegada de las rondas de invierno, el carnaval y las fiestas patronales. El mapa de danzas tradicionales es rico y abundante: las maskaradas de Zuberoa, el carnaval de Lantz, las danzas de espadas de Legazpi y Markina-Xemein, las danzas de troqueo de Durangaldea y ese aurresku que se soltó de la danza de cuerdas y hoy es la danza de demostración de honor vasca por excelencia. Todas estas danzas que se reparten por nuestra geografía tienen muchos elementos comunes con la tradición europea y tienen, a su vez, características que las hacen únicas.

Las vascas y los vascos se han esforzado para que su repertorio de danzas perdure. El Romanticismo y el nacionalismo fueron el caldo de cultivo de ese afán de recuperación de un legado folclórico que estaba desapareciendo. En 1927, Segundo Olaeta creó en Gernika el grupo de danza vasca Elai-alai. Mientras, Resurrección María de Azkue y José Gonzalo Zulaika Aita Donostia investigaban y reunían ese legado. Al mismo tiempo, las corrientes artísticas de vanguardia llegaban hasta nuestra tierra rezumando creatividad. No obstante, la guerra civil española cortó en seco esta ebullición cultural. Pese a ello, el eco de la música y la danza vasca, aunque desterrado, no dejó de sonar. El Gobierno Vasco, desde su exilio francés, organizó una embajada musical y coreográfica, creó el grupo Eresoinka donde reunió a cantantes, músicos y bailarines vascos y el grupo giró por muchas de las capitales europeas.

En la década de 1960 la cultura vasca despertó de nuevo. El escultor Jorge Oteiza auspició la Escuela Vasca de Arte Contemporáneo, el grupo Ez dok Amairu aunó vanguardia y tradición en el ámbito de la música y Argia cambió para siempre el panorama de la danza tradicional vasca. De la mano de Juan Antonio Urbeltz y Marian Arregi, la aparición de Argia supuso una revolución. El grupo investigó las tradiciones locales y, combinando fidelidad y brillo, puso en escena las danzas de los pueblos en los teatros e impulsó nuevas obras. En 1988, estrenó Zortziko, un espectáculo creado como síntesis de la danza tradicional vasca. Basado en la trayectoria de Argia, el director Telmo Esnal estrenó el documental Dantza en 2018. La película fue un éxito rotundo. También en la década de 1960 José y Concha Lainez tuvieron un papel fundamental en la llegada de la danza contemporánea a nuestra tierra. Con las compañías Anexa y Yauskari dieron a conocer aquella danza hasta entonces extraña. En Iparralde, mientras tanto, Mizel Theret creaba la compañía Ekarle.

En las últimas décadas, han surgido grupos pequeños, que teniendo como base las danzas folclóricas, han añadido otras características como la danza estilizada que pretende acercarse a la estética del ballet, la tendencia por compaginar el canto y la danza y el uso narrativo de la danza. Ejemplos sobresalientes son el grupo Aukeran creado por Edu Murumendiaraz y Kukai creado por Jon Maya. En el ámbito del ballet clásico son muchas las bailarinas y bailarines vascos que destacan en el panorama internacional: Itziar Mendizabal es la primera bailarina del Royal Ballet de Londres; Asier Uriagereka es bailarín en el Monte-Carlo Ballet e Igor Yebra es el director artístico del Ballet Nacional de Uruguay. Hoy en día, el bailarín Asier Zabaleta –compañía Ertza– es el referente principal de la danza contemporánea vasca; Damián Muñoz, Idoia Zabaleta, Matxalen Bilbao y Olatza de Andres también son imprescindibles.

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