Chejov vs Shakespeare: entrevista a Zaldua y Robertson

Euskara. Kultura. Mundura.

28-02-2019

Los escritores Iban Zaldua y James Robertson participarán en la iniciativa Chejov vs Shakespeare, dentro del programa 2019 Scotland Goes Basque, impulsado por el Instituto Vasco Etxepare. De febrero hasta julio, intercambiarán doce cartas, escribiendo seis cada uno; en ellas reflexionarán sobre Europa, identidad, lengua y literatura, y el intercambio permitirá conocer el punto de vista de los autores sobre esos temas.

Los escritores Iban Zaldua y James Robertson participarán en la iniciativa Chejov vs Shakespeare, dentro del programa 2019 Scotland Goes Basque, impulsado por el Instituto Vasco Etxepare. De febrero hasta julio, intercambiarán doce cartas, escribiendo seis cada uno; en ellas reflexionarán sobre Europa, identidad, lengua y literatura, y el intercambio permitirá conocer el punto de vista de los autores sobre esos temas.

¿Por qué has decidido participar en la iniciativa Chejov vs. Shakespeare? 

Iban Zaldua: Por un lado, y principalmente, porque soy curioso y el proyecto me generaba curiosidad. Además, yo siempre estaré dispuesto a pelear a favor de Chejov, porque era escritor de cuentos, y su humildad y su fijación por las cosas pequeñas me parecen herramientas literarias más eficaces que la tendencia al caos de Shakespeare. Por otro lado, en la época de Donostia / San Sebastián 2016 Capital Europea de la Cultura, me ofrecieron participar en el proyecto, pero no pude aceptar la invitación por razones personales; esta edición me servirá para sacarme aquella espinita que se me quedó clavada, ya que la propuesta me pareció interesante.

James Robertson: Por tres motivos. En primer lugar, me interesan otras lenguas llamadas ‘minoritarias’ o ‘regionales’ porque yo mismo utilizo el escocés y estoy interesado en el gaélico escocés. La experiencia me ha enseñado que estas lenguas, independientemente del lugar del mundo donde se hablen, suelen plantear cuestiones y retos similares de índole política, cultural, lingüística y de traducción. Por tanto, la lengua y literatura vascas, que desconozco bastante, me interesan mucho.

En segundo lugar, quiero establecer conexiones entre el escocés y otras lenguas europeas, incluida la lengua vasca. Deseo que Escocia sea un país independiente y comprometido con la colaboración europea e internacional por lo que me siento consternado con todo este folletín del Brexit y considero importante establecer vínculos directos entre la cultura de mi país y la de otras partes de Europa.

Por último, me interesa el proceso de traducción y lo que ocurre cuando las palabras y las ideas viajan entre diferentes lenguas.

¿Como escritor, qué esperas del proyecto?

I.Z.: Me gustaría que el proyecto me sirviera de acicate: empezar a crear a partir de un tema propuesto, al igual que en los trabajos de encargo, te permite trazar nuevas líneas, recorrer otros caminos… Espero que el proyecto me ofrezca cosas imprevistas. Si estuviera metido en el “coaching turbocapitalista”, ahora tendría que decir algo sobre “salir de la zona de confort”, pero no lo voy a hacer, a favor de la salud de todos… A título personal, espero aprender, sobre Escocia, el escocés, y la realidad social y la literatura de allí.

J.R.: Aprender más sobre la lengua y la literatura vasca, poner a prueba mis propias prioridades y posturas, aplicar algunas de las cosas que aprenda de Iban Zaldua a mi propio trabajo y, por consiguiente, escribir más en escocés.

¿Formará parte de tu obra personal esta serie de cartas? 

I.Z.: Para bien o para mal, todo lo que creamos es parte de nuestra obra. Con el paso del tiempo, hay veces en las que el escritor se arrepiente de ciertas cosas: no puede ser de otra manera; pero bueno, intentaré que los textos que escriba para este proyecto no entren en esa categoría. De todos modos, diría que, en mayor o menor medida, todo lo que escribimos es personal, aunque este formato epistolar puede dejar más al descubierto mi “yo” que en otras ocasiones.

J.R.: Sí. Escribiré con esmero estas cartas, a modo de poemas u obras de ficción. Quiero que sean declaraciones de mis opiniones y observaciones que pueda defender durante algún tiempo. Además, serán publicadas para que otras personas las lean así que ¡conviene que las escriba lo mejor que pueda!

Participarás en la iniciativa junto a James Robertson / Iban Zaldua. ¿Os conocéis de antes?

I.Z.: No. Teniendo en cuenta esto, el factor sorpresa puede ser mayor durante nuestra relación, y eso me parece muy interesante.

J.R.: No, no le conozco a él y desconozco su obra. Estoy leyendo algunos ensayos y cuentos suyos traducidos (a inglés) para saber algo más sobre él y sobre su obra.

Los temas a tratar girarán en torno a Europa, la identidad, los idiomas y la literatura. ¿Te preocupa alguno de ellos especialmente?

I.Z.: Me preocupan todos esos temas: Europa, su proyecto -o al menos, uno de sus proyectos- lo veo en una profunda crisis, y creo que se avecinan tiempos muy duros; la identidad, porque con el paso del tiempo, es un tema que me hace dudar cada vez más –afirmaría que, hace veinticinco años, estaba más seguro de mi identidad que hoy en día-; los idiomas, así como el euskera o el escocés, son lenguas minorizadas que tienen muchas dificultades para salir del agujero, y eso me parece un gran reto; y la literatura, entre otras cosas, porque cada vez predominan más los “productos literarios” que la misma literatura.

J.R.: Sí, como he indicado anteriormente, estos temas son muy importantes, especialmente en este momento, en que estamos viviendo el asunto del Brexit y las situaciones políticas inciertas de Escocia, País Vasco, Cataluña y otras partes de Europa. La literatura, la identidad, la lengua y la cultura afectan a la situación política, y se ven afectadas por ella. Creo que Iban y yo no podremos escribir estas cartas sin tocar la dimensión política.

En el mundo digital de hoy en día se escriben cada vez menos cartas. ¿Te sigue gustando el formato? Mantienes la costumbre de intercambiar correspondencia?

I.Z.: Bueno, creo que nunca he dejado de escribir y mandar cartas, aunque no lo haga a mano, como antes. Este ejercicio que voy a hacer con James, no se va a alejar mucho de mi habitual escritura de cartas: la mayor diferencia será que, en vez de escribir los textos en Gmail u Outlook, lo haremos en un procesador de textos, para luego poder mandar el documento como adjunto a los responsables de las traducciones. Así es como voy a funcionar; de hecho, hoy en día lo hago de esa manera habitualmente, ya que escribo las cartas en un procesador de textos y luego los copio en el correo electrónico. De todos modos, soy consciente de que el correo electrónico va quedándose obsoleto, y cada vez son más frecuentes sistemas con formatos más cortos e instantáneos. Pero, creo que, de manera más breve o extensa, siempre escribiré cartas, aunque no use pluma, hojas, sobres ni sellos...

J.R.: No escribo muchas cartas ni las recibo. Casi toda mi correspondencia es por correo electrónico. Hay algo de civilizado y permanente en una carta, especialmente en una carta física escrita, firmada y enviada por correo postal.  Para escribir una buena carta hay que esmerarse. Lo recalco: ¡es un excelente motivo para participar en este proyecto!

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